domingo, 2 de mayo de 2010

Tiempo para soñar en Roatán


Después de la Semana Santa y, antes de meternos en la borágine de los campamentos que teníamos que coordinar, nos hicimos otra escapada a la Isla de Roatán. Es una de las islas de la bahía y de los destinos turísticos mas importantes de todo el país. Además como buena aficionada al submarinismo, no podía por menos que ir a esta isla, ya que tiene la segunda barrera de coral mas grande del mundo. A si que allí pude cumplir uno de mis sueños y, a la vez, llevarme una gran decepción; os explico. Resulta que la zona mas bonita, con arenas mas blancas y donde se lleva a cabo todo el negocio turístico mas importante y lucrativo de la isla está en dos zonas llamadas West Bay y West End que están totalmente tomadas por empresas extranjeras, en su mayoría gringos, que se han establecido en la isla y están explotando sus recursos para su lucro particular. Hasta aquí no hay nada por lo que enfadarse demasiado, pero lo que me avergonzó sobremanera fue descubrir que ninguna de esas empresas de buceo tiene contratado a algún hondureño. No había nadie que te hablase en español y todo el mundo hablaba en Inglés. Sí hay hondureños contratados, pero son los camareros, o el personal de limpieza, etc. pero no hay ninguna de las empresas que esté dirigida por un hondureño. Me dió mucha rabia darme cuenta de esto ya que estas empresas, una vez que hayan explotado al máximo la isla, se irán de allí dejando las ruinas de sus abusos a la gente que realmente es de allí.

En Roatán estuvimos viviendo en casa de los padres Claretianos y, el padre Fredy nos llevó a conocer "otra parte de la isla", las comunidades garífunas y zonas mas pobres que, evidentemente, no tienen ningún interés turístico. Nos estuvo explicando, incluso, que para que la gente de la isla abandone ésta y deje paso a empresas extranjeras, estaban subiendo cada vez mas el agua y la luz acompañado de una campaña publicitaria en la que quería decir mas o menos "el que no pueda pagarlo, que abandone la isla", sabiendo que los pescadores y trabajadores hondureños que allí viven no pueden pagar estos precios. La verdad es es una realidad dura la de Roatán y con sus dos caras de la moneda bien diferenciadas.

Lo bueno de esto es que también estuvimos visitando una comunidad donde Proclade quiere trabajar creando un proyecto de turismo solidario, parecido a lo que viví en La Mosquitia. El dinero va para el desarrollo de la comunidad, se forma al personal hondureño y se apoya para que sean ellos los que lo lleven.

Además de visitar todas estas cosas (y eso que sólo estuvimos 4 días), pude hacer submarinismo y comprobar por mi misma la belleza de la barrera de coral que contiene estas orillas. Es una auténtica belleza que puedes disfrutar solamente haciendo snorkel, a si que imaginaros hacerlo con botella a mayor profundidad. La verdad es que fue una verdadera pasada. Además también estuve buceando en una de las inmersiones con tiburones, sí, sí, habéis leido bien, con 4 tiburones a 20 metros de profundidad y en mar abierto. Es una inmersión sólo para personas que tienen titulación avanzada en buceo y la verdad es que mereció la pena porque era una pasada estar buceando y ver a tu alrededor 4 tiborones que, estarán todo lo acostumbrados que quieras, pero son tiburones al fin y al cabo. INCREIBLE, vamos

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