domingo, 2 de mayo de 2010

Apadrinamientos


Y ahora sigo metida de lleno en el proyecto que es la "niña de mis ojos" y el objetivo de mi estancia aquí; los apadrinamientos de niños y niñas en edad escolar.


Como os conté anteriormente llevo desde Octubre visitando familias y evaluando a personas para meterles en el programa de apadrinamiento. Hasta el momento llevo entrevistadas a 100 familias y a 100 niños y niñas que están en el programa, pero estamos teniendo dificultades desde España para encontrar padrinos y el proyecto va mas despacio de lo que a mi me gustaría. Hasta el momento hemos conseguido padrinos para 46 niños/as, pero dada la crisis y las dificultades que hay por ahí, veo que al final voy a tener que volverme a España y dejar el proyecto para que lo termine mi compañero, Miguel Ángel.

El caso es que voy a aprovechar estos momentos de publicidad para pediros ayuda. Muchos de vosotros me habéis preguntado si podíais hacer algo para echar una mano, y esta es la mano que os pido: que os pongáis en contacto con Proclade y apadrinéis un niño/a (o más) para el proyecto que se está llevando en San Pedro Sula. Sólo son 18 euros al més, y yo os aseguro que el dinero llega de forma profesional y transparente.


Pues nada más, sólo que os animo a que nos ayudéis a que este proyecto salga a delante. Qué estos niños y niñas necesitan una educación, unos estudios, un apoyo que sin vuestra colaboración no van a tener, y de esta forma ir cambiando el presente para modificar el futuro y que no vuelvan a dar a Honduras el título de primer país más violento del mundo y, a San Pedro Sula como la segunda ciudad más violenta.

Campamentos

Desde que estoy en Honduras, uno de mis objetivos era que se organizasen campamentos dentro de la parroquia (ya que nunca se habían hecho) y formar a un grupo de monitores que, una vez que nos hayamos marchado de allí los Misioneros, tengan la capacidad y formación para hacer ellos campamentos sin necesidad de supervisión.
La verdad es que el objetivo se está cumpliendo y ya vamos por el cuarto campamento organizado. Contamos con un grupo de unos 13 chicos y chicas con unas grandes capacidades y con bastante inventiva y energía para que sean los futuros monitores de la pastoral juvenil.
A la vuelta de Roatán estuvimos en dos campamentos distintos; uno con los chicos y chicas de San Pedro Sula (de 12 a 16 años) y otro con los alumnos del colegio de Tela (de 14 a 17 años). La verdad es que fueron agotadores pero todo salió muy bien (llevábamos 2 meses reuniéndonos para organizarlos) y la sensación general ha sido muy positiva. Tanto que estamos organizando ya el siguiente que será en Julio para chicos y chicas de 17 a 21 años.
Ya os contaré como sigue la cosa.

Tiempo para soñar en Roatán


Después de la Semana Santa y, antes de meternos en la borágine de los campamentos que teníamos que coordinar, nos hicimos otra escapada a la Isla de Roatán. Es una de las islas de la bahía y de los destinos turísticos mas importantes de todo el país. Además como buena aficionada al submarinismo, no podía por menos que ir a esta isla, ya que tiene la segunda barrera de coral mas grande del mundo. A si que allí pude cumplir uno de mis sueños y, a la vez, llevarme una gran decepción; os explico. Resulta que la zona mas bonita, con arenas mas blancas y donde se lleva a cabo todo el negocio turístico mas importante y lucrativo de la isla está en dos zonas llamadas West Bay y West End que están totalmente tomadas por empresas extranjeras, en su mayoría gringos, que se han establecido en la isla y están explotando sus recursos para su lucro particular. Hasta aquí no hay nada por lo que enfadarse demasiado, pero lo que me avergonzó sobremanera fue descubrir que ninguna de esas empresas de buceo tiene contratado a algún hondureño. No había nadie que te hablase en español y todo el mundo hablaba en Inglés. Sí hay hondureños contratados, pero son los camareros, o el personal de limpieza, etc. pero no hay ninguna de las empresas que esté dirigida por un hondureño. Me dió mucha rabia darme cuenta de esto ya que estas empresas, una vez que hayan explotado al máximo la isla, se irán de allí dejando las ruinas de sus abusos a la gente que realmente es de allí.

En Roatán estuvimos viviendo en casa de los padres Claretianos y, el padre Fredy nos llevó a conocer "otra parte de la isla", las comunidades garífunas y zonas mas pobres que, evidentemente, no tienen ningún interés turístico. Nos estuvo explicando, incluso, que para que la gente de la isla abandone ésta y deje paso a empresas extranjeras, estaban subiendo cada vez mas el agua y la luz acompañado de una campaña publicitaria en la que quería decir mas o menos "el que no pueda pagarlo, que abandone la isla", sabiendo que los pescadores y trabajadores hondureños que allí viven no pueden pagar estos precios. La verdad es es una realidad dura la de Roatán y con sus dos caras de la moneda bien diferenciadas.

Lo bueno de esto es que también estuvimos visitando una comunidad donde Proclade quiere trabajar creando un proyecto de turismo solidario, parecido a lo que viví en La Mosquitia. El dinero va para el desarrollo de la comunidad, se forma al personal hondureño y se apoya para que sean ellos los que lo lleven.

Además de visitar todas estas cosas (y eso que sólo estuvimos 4 días), pude hacer submarinismo y comprobar por mi misma la belleza de la barrera de coral que contiene estas orillas. Es una auténtica belleza que puedes disfrutar solamente haciendo snorkel, a si que imaginaros hacerlo con botella a mayor profundidad. La verdad es que fue una verdadera pasada. Además también estuve buceando en una de las inmersiones con tiburones, sí, sí, habéis leido bien, con 4 tiburones a 20 metros de profundidad y en mar abierto. Es una inmersión sólo para personas que tienen titulación avanzada en buceo y la verdad es que mereció la pena porque era una pasada estar buceando y ver a tu alrededor 4 tiborones que, estarán todo lo acostumbrados que quieras, pero son tiburones al fin y al cabo. INCREIBLE, vamos

Jesús resucitó en la comunidad de Copén

Durante la Semana Santa vino mi novio para poder acompañarme en el trabajo y en la motivación de la semana. Estuvimos viviendo en la comunidad de Copén, una comunidad que está a las afueras de San Pedro y que no iba a tener sacerdote durante la semana grande de los católicos dado que sólo hay dos sacerdotes y 13 comunidades que cubrir, por lo que en la Semana Santa nos distribuímos las monjas franciascanas, mi compañero Miguel Ángel, Tomás (mi novio) y yo a diferentes comunidades que quedaban en la carretera para motivar y animar a estas comunidades en la semana.

Nuestro horario de trabajo era completito porque empezábamos a las 7 de la mañana visitando ancianos y enfermos para llevarles la comunión, después tenia reunión con los niños para hacer juegos, concursos y demás actividades con ellos enfocadas a la Semana Santa pero más dinámicas; después reunión con los jóvenes para organizar todas las actividades importantes del Jueves, Viernes, Sábado y Domingo.

La verdad es que salieron una actividades muy bonitas y la gente nos despidió con mucho cariño cuando nos fuimos, pero la verdad es que fue una semana agotadora. Además en la comunidad donde yo estaba no había agua y teníamos que estar yendo y viniendo con cubos para bañarnos, cocinar y limpiar. A esto se une la plaga de zancudos que había y, la verdad es que le da un toque de pesar, pero ni en esas circunstancias me arrepiento de haber estado allí. Además la familia en la que yo estaba y en la que vivió Tomás se portaron las dos muy bien con nosotros.

Escapada a La Mosquitia


Durante 4 días me hice una escapada con unos amigos para disfrutar de este maravilloso paisaje que es la Mosquitia. Es el lugar mas salvaje de todo Honduras, donde está la mayor biodiversidad de plantas y animales. Allí estuvimos conviviendo con los Misquitos, que son uno de los grupos de pobladores indígenas que existe. Tienen su propia lengua, sus costumbres y su forma de vida. Allí estuvimos en 4 comunidades diferentes conviviendo con ellos en sus casas. La verdad es que fue una experiencia muy bonita y enriquecedora. Además fuimos con un proyecto de una fundación que respeta las comunidades por medio del turismo. El dinero va destinado a cada comunidad y con ello pueden hacer actividades que ayuden al desarrollo sostenible de la comunidad. Es una idea que me gusta, porque no es que una agencia extranjera llegue allí, explote los recursos del lugar y luego se quede con los beneficios, sino que lo que tú pagas sabes que va dedicado y reinvertido en el beneficio de la comunidad.
Allí estuvimos cazando cocodrilos (bueno, los que se atrevieron, porque vaya bichos!!!!!), pescando en la playa, montando a caballo y moviéndonos en cayuco de un lado a otro porque es la única forma de poder hacerlo, y haciendo juegos nocturnos a la luz de las velas porque no teníamos mas electricidad que la de nuestras linternas y la de un motor que fallaba de vez en cuando (en una de las comunidades). Nada de lujos ni comodidades sino un estilo de turismo mucho mas natural (aunque tengo que decir que las cabañas donde dormíamos eran una verdadera maravilla).
Vivíamos en las casas que la comunidad tiene organizada para el turismo y, la verdad es que fue una bocanada de aire fresco el poder estar en plena naturaleza, ver las estrellas en la noche, compartir con ellos juegos y bailes sin preocuparnos por unos días de la violencia, disparos en la noche y demás.
Es un lugar que está tan aislado, que la única forma que hay de llegar en por medio de una avioneta o por mar en barco o cayuco, por este motivo se mantienen tan intactas en su cultura.
A la vuelta, cuando estábamos esperando la llegada de la avioneta (que tenía 10 horas de retraso por temporal) conocimos a unos gringos que nos amargaron el día porque nos estuvieron explicando que venían desde Texas y que habían comprado una gran extensión de terreno allí para explotarlo y buscar petróleo, a si que por un momento me imaginé a toda esa gente, todos los animales que habíamos visto y la belleza de la biodiversidad totalmente arrasada por la mano, de nuevo, de lo que llamamos "progreso".