Durante la Semana Santa vino mi novio para poder acompañarme en el trabajo y en la motivación de la semana. Estuvimos viviendo en la comunidad de Copén, una comunidad que está a las afueras de San Pedro y que no iba a tener sacerdote durante la semana grande de los católicos dado que sólo hay dos sacerdotes y 13 comunidades que cubrir, por lo que en la Semana Santa nos distribuímos las monjas franciascanas, mi compañero Miguel Ángel, Tomás (mi novio) y yo a diferentes comunidades que quedaban en la carretera para motivar y animar a estas comunidades en la semana.
Nuestro horario de trabajo era completito porque empezábamos a las 7 de la mañana visitando ancianos y enfermos para llevarles la comunión, después tenia reunión con los niños para hacer juegos, concursos y demás actividades con ellos enfocadas a la Semana Santa pero más dinámicas; después reunión con los jóvenes para organizar todas las actividades importantes del Jueves, Viernes, Sábado y Domingo.

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